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domingo, 7 de enero de 2018

Esta mujer fue víctima de abuso obstétrico y su bebé pagó con las consecuencias.

Para una embarazada, primeriza o no, la etapa del alumbramiento genera grandes expectativas, sobre todo en cuanto a la calidad de la atención médica que recibirá en ese momento. Si bien es cierto, las más precavidas suelen llevar durante la gestación algunos controles prenatales para monitorear tanto la salud del bebé como la suya propia, y las más afortunadas logran planificar que sea su mismo médico de control quien las asista.
Pero no todas tienen esa dicha; así que lo más común es dirigirse a un centro de atención médica cercano, confiando que los profesionales que allí laboren cumplan con el compromiso asumido al titularse de procurar el bienestar de todos sus pacientes, y que además se presenten las menores complicaciones posibles para que todo fluya satisfactoriamente.
A pesar de eso, ha venido propagándose una forma bastante delicada de violencia denominada “abuso obstétrico”, el cual hace referencia a cualquier tipo de maltrato que recibe una mujer embarazada bien sea física, psicológica, emocional o socialmente, siendo recurrente (aunque parezca increíble) en los hospitales. Esta es la lamentable historia de Yésica Manabella y su cuarto bebé, quien no sobrevivió luego de un fuerte episodio de este tipo de violencia. Te mostramos los principales detalles de su caso.

Yésica Manabella jamás pensó vivir una experiencia tan amarga con su cuarto bebé. 

A sus 32 años estaba sumamente emocionada con la llegada del nuevo integrante de la familia. Su esposo Fernando Cabral y sus otros tres hijos se sentían igual. Lamentablemente el pequeño no sobrevivió luego de que en el centro médico donde fue atendida no les brindaron la atención adecuada.
Yésica Manabella

Unas complicaciones que presentó en su embarazo mantenían la duda si sería parto natural o cesárea.

Su médico de control le diagnosticó diabetes gestacional, lo que produjo esta disyuntiva. Él le explicó que debido a esta condición el tiempo máximo de espera para el alumbramiento debía ser de 40 semanas. De no iniciar trabajo de parto a ese tiempo, tendrían que optar por hacerle una cesárea.
Yésica embarazada

A pesar de eso, teniendo los cuidados adecuados no habría mayores inconvenientes.

Habían ideado que fuese su mismo obstetra quien atendiera el alumbramiento pero el centro de salud donde veía paralizó sus actividades indefinidamente, así que tuvieron que buscar una opción alternativa.

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